MUESTRA POETICA

VISION
Anoche soñé
la carne muerta
de los días
con el sudor frío
en la espalda
y los labios
confundidos
entre el rojo amoratado.

En el espejo roto
vi también tu espectro;
pobre hombre,
allí sentado
ofreciéndole el tiempo
a la muerte.

Destierro

No tengo
Bien claro
Cual es la
Mejor forma
De escapar entre
Los semáforos
Y los barrios arenosos
Que todavía
Existen en mi ciudad.
Ya me canse
De hablarte
De soledad, de muerte
Y de tristezas
En diversos tonos
Y colores.
No me preguntes por que
Quiero huir
No lo sé,
No lo puedo saber.


Espera

En la esquina
Sombría del bar
Todavía te espero
Para que remuevas
Las lágrimas
Absortas y efímeras.
Y te conviertas
En el eterno llamador
De mi congoja


Doble vía

De noche
puedo ser
la felina que
se pasea
segura en el
tejado y
se cree la dueña
del mundo.

De noche puedo
ser una pintura
al óleo,
una cantante de rock
o un poema.

Pero a la mañana
siguiente
soy la albañil,
la obrera
la trabajadora
resignada
o la desheredada poeta.

Mujer de niebla

No recordarás mi nombre
Aunque el golpe en el hombro
Sea señal del tropiezo.

No tendrás de mí
Ni siquiera una imagen
Borrosa y pretenderás volver
En el tiempo sin lograr un bosquejo
De mi rostro, en los laberintos
De tu memoria.

Pasaré frente a ti
En medio de los agitados vientos
Y no reconocerás mi sombra.

No te sorprenderá el espacio
Vacío en las fotografías.

Por que soy
Un fantasma, un espectro, una niebla.

O mejor, la fría imitación
De la mujer invisible.

Ciudad

Vuelve el olor a
ciudad vieja.

A casas de tres ladrillos.

A árboles secos que
no dan sombra.

La calle retorna con
sus manos envueltas
en sangre negra.

Doblo en la esquina
con la sombrilla rota y
no me sorprende tu mano sucia
con la tasa de las monedas
aún vacía.

RETORNO

Un último aire tibio que me invada
para mostrarte que la llama es inmóvil
como el primer deseo de un niño
o la renovada esperanza de un enfermo.

Así quiero que llegue tu cuerpo al mío.
Más tarde un sorbo amargo de tus labios
sombrío, tembloroso. Tierra y fuego…
Mi palabra se ahorca y mis manos
caen pesadamente sobre el
rostro vencido de la muerte.

Mi piel consumida por las cenizas de las sombras
aún duerme sin sospechar la despedida.


GENESIS DE UN PARAISO

Ensayo una cima intuida
que entre sueños retorcidos
se muestra a mi como visiones.

Mis dedos rojos, mi voz sin eco
enlutada por las manos de la guerra
y el día gris que se alza en medio
de fichas despojadas de aliento.

El espejismo se convertirá en tierra
fértil y la arcilla de su suelo
moldeara a los nuevos hombres
que habitaran mi paraíso imaginado.